Category: Plaguicidas

La desinfección de suelos agrícolas

La desinfección de suelos agrícolas

La agricultura intensiva supuso la sustitución de determinadas técnicas de desinfección de suelos como el laboreo por productos químicos, más rápidos, económicos y que suponen menos esfuerzo para el productor. Ciertas prácticas agrícolas tradicionales como el barbecho, la realización de labores profundas de suelo, la rotación de cultivos o el abonado en verde, permitían tener un suelo rico en microorganismos antagonistas de patógenos. Productos químicos utilizados para la desinfección de suelos agrícolas Bromuro de metilo Pero la agricultura industrializada simplificó esos procesos, acortó tiempos para la producción y ahorró costes mediante el uso de sustancias químicas. En los años 70 se empezó a utilizar el bromuro de metilo como desinfectante del suelo en diversos cultivos, aunque en realidad es un eficiente fumigante de amplio espectro. Se convirtió en el método preferido por muchos productores en todo el mundo para combatir miriápodos y nemátodos. Se trata del producto idóneo para la agricultura industrializada, pues es un producto económico y de fácil aplicación. Pero en el Protocolo de Montreal (1989), protocolo del Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, se registró el bromuro de metilo como una de las sustancias reductoras del ozono, y se recomendó una limitación progresiva en su uso hasta su prohibición global en el año 2015.  Muchos productores agrícolas consideran que el bromuro de metilo no cuenta con sustituto para sus aplicaciones por lo que, a pesar de las evidencias científicas, en algunos países se continúa empleando. 1,3-dicloropropeno Precisamente, la agricultura industrializada no favorece el equilibrio del suelo y el control natural de los patógenos y, por tanto, tiene la necesidad de seguir controlando los patógenos del suelo de una manera rápida, simple y económica. Ante los problemas que genera el uso del bromuro de metilo, se empezó a generalizar el uso agrícola del 1,3-dicloropropeno, principalmente en combinación con la cloropicrina, como desinfectante del suelo, que controla nemátodos, insectos, hongos, y porque además tiene un efecto secundario contra las malas hierbas. El 1,3-dicloropropeno es ampliamente utilizado en todo el mundo, a pesar de que varios estudios ponen en duda la inocuidad de la sustancia para la salud humana. En los Estados Unidos de América, el Departamento de Salud y Servicios Humanos  (DHHS) ha determinado que el 1,3-dicloropropeno puede ser razonablemente considerado como cancerígeno,la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha clasificado el 1,3-dicloropropeno como probable cancerígeno para los humanos. Y la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) determinó el 1,3-dicloropropeno como posiblemente cancerígeno para los humanos.   En Europa, 14 países europeos se oponen a la utilización del 1,3-dicloropropeno, y por consiguiente el uso de la materia activa está prohibido desde el año 2007, al excluirlo del Anexo I de la Directiva 91/414/CEE por la Decisión 2007/619/CE de la Comisión de 20 de septiembre de 2007 [DO L 249 de 25.09.2007].  Tras varias Directivas y Reglamentos (CE), pues el fabricante realizó modificaciones para salvar las deficiencias que se habían detectado, finalmente, el Reglamento (CE) No 1107/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de octubre de 20091 (en adelante, Reglamento de Fitosanitarios) establece que no se pueden comercializar sustancias activas, ni los productos fitosanitarios que las contengan si tienen efectos adversos para la salud humana, animal o el medio ambiente. Y el 1,3-dicloropropeno quedó excluido. La excepcionalidad a la normativa general Pero la gestión de plagas contempla imprevistos que debe permitir cierto margen de libertad a los estados miembros, dependiendo de las situaciones específicas y excepcionales que puedan suceder. Así el Reglamento de fitosanitarios de la Unión Europea permite, en el artículo 53 (CE) núm. 1107/2009, la posibilidad de que los estados miembros decreten autorizaciones excepcionales -especificando cuál es la plaga y la situación de emergencia fitosanitaria a la que atiende el Decreto- para la comercialización de la materia activa por un periodo de 120 días.  Amparándose en ese artículo, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España aplica la excepcionalidad del uso del 1,3-dicloropropeno rutinariamente, justificando su uso en la falta de sustituto del bromuro de metilo. Las repetidas autorizaciones excepcionales convierten lo que debería ser habitual en rutinario. Al no justificar la situación de emergencia que permite la autorización especial, y al repetir consecutivamente las autorizaciones de comercialización de productos prohibidos por la Unión Europea, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, así como los órganos competentes de las Comunidades Autónomas, parecen apostar por el uso preventivo de un producto prohibido por la Unión Europea debido a su alta toxicidad. La asociación de Ecologistas en Acción ha elaborado un informe sobre lo que considera un mal uso de las autorizaciones excepcionales que permite el Reglamento de Fitosanitarios. En el informe se dice: “El número de autorizaciones excepcionales autorizadas en España entre 2013 y 2017 fue de 365. En 2018, sólo entre abril y julio estuvieron vigentes más de 38 autorizaciones excepcionales de productos plaguicidas que permitieron el empleo de plaguicidas en concentraciones superiores o en usos diferentes a los autorizados. Diez de esas sustancias no estaban autorizadas por su elevada toxicidad y 15 fueron identificadas como disruptores endocrinos. Los datos describen cuatro meses plenos de excepciones, en los que se posibilitó el empleo de productos fitosanitarios en concentraciones superiores o en usos diferentes a los autorizados, e inclusive, como ya se ha indicado, la utilización de 10 sustancias activas no autorizadas, en su mayor parte, por constituir por su toxicidad un riesgo inaceptable para la salud humana o el medio ambiente, y otras 15 con propiedades de alteración endocrina, las cuales tienen la capacidad de alterar el equilibrio hormonal y pueden alterar la fisiología a lo largo de la vida del individuo, desde el desarrollo fetal hasta la edad adulta , lo que resulta extremadamente preocupante, ya que este tipo de sustancias por sus especiales características no tienen un nivel seguro de exposición. Muchas de estas autorizaciones, como por ejemplo las de los plaguicidas 1,3-dicloropropeno y la cloropicrina, se repiten año tras año sin justificar la existencia de una plaga y con la única base que

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Pesticidas cancerígenos

Los insecticidas más peligrosos La pregunta sobre los insecticidas que han causado más muertes es compleja y puede variar según el contexto, el período de tiempo, las regiones geográficas y las circunstancias específicas de cada situación. Sin embargo, algunos insecticidas han sido asociados históricamente con incidentes graves, intoxicaciones masivas y efectos tóxicos severos en humanos y animales debido a su toxicidad aguda, uso inapropiado, exposición excesiva o accidental, y falta de medidas de seguridad y control adecuadas. A continuación, se mencionan algunos de los insecticidas más conocidos y notorios por su historia de toxicidad y riesgos asociados con la salud humana: DDT (Dicloro-Difenil-Tricloroetano) Historia: DDT es un insecticida organoclorado que se utilizó ampliamente en la agricultura, la salud pública y el control de vectores de enfermedades durante el siglo XX. Riesgos: DDT fue asociado con efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente, incluyendo trastornos neurológicos, endocrinos y reproductivos, daño hepático y renal, bioacumulación en la cadena alimentaria, y riesgo aumentado de enfermedades crónicas como el cáncer. Restricciones y Prohibiciones DDT ha sido restringido o prohibido en muchos países debido a sus efectos tóxicos y riesgos para la salud y el medio ambiente, aunque todavía se utiliza en algunos países para el control de la malaria y otras enfermedades transmitidas por vectores. Parathion (Paratión) Historia: Parathion es un insecticida organofosforado que se utilizó en la agricultura, el control de plagas y la salud pública durante décadas. Riesgos: Parathion es altamente tóxico y puede causar efectos adversos graves en la salud humana, incluyendo síntomas neurológicos, respiratorios, gastrointestinales y cardiovasculares, y riesgo de intoxicación aguda y muerte en casos graves. Restricciones y Prohibiciones: Parathion ha sido restringido o prohibido en muchos países debido a sus efectos tóxicos y riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Aldrin y Dieldrin Historia: Aldrin y dieldrin son insecticidas organoclorados que se utilizaron en la agricultura para el control de plagas de insectos y garrapatas. Riesgos: Aldrin y dieldrin son persistentes, bioacumulativos y pueden causar efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente, incluyendo trastornos neurológicos, endocrinos y reproductivos, daño hepático y renal, y riesgo aumentado de enfermedades crónicas como el cáncer. Restricciones y Prohibiciones: Aldrin y dieldrin han sido restringidos o prohibidos en muchos países debido a sus efectos tóxicos y riesgos para la salud y el medio ambiente. Endosulfan Historia: Endosulfan es un insecticida organoclorado que se utilizó en la agricultura para el control de plagas de insectos y ácaros. Riesgos: Endosulfan es tóxico y puede causar efectos adversos graves en la salud humana, incluyendo síntomas neurológicos, respiratorios, gastrointestinales y dermatológicos, y riesgo de intoxicación aguda y muerte en casos graves. Restricciones y Prohibiciones: Endosulfan ha sido restringido o prohibido en muchos países debido a sus efectos tóxicos y riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Methyl Parathion (Metil Paratión) Historia: Metil paratión es un insecticida organofosforado que se utilizó en la agricultura, el control de plagas y la salud pública. Riesgos: Metil paratión es altamente tóxico y puede causar efectos adversos graves en la salud humana, incluyendo síntomas neurológicos, respiratorios, gastrointestinales y cardiovasculares, y riesgo de intoxicación aguda y muerte en casos graves. Restricciones y Prohibiciones: Metil paratión ha sido restringido o prohibido en muchos países debido a sus efectos tóxicos y riesgos para la salud humana y el medio ambiente. La toxicidad, los riesgos y las restricciones asociadas con los insecticidas pueden variar según el tipo de insecticida, la formulación, la dosis, la vía de exposición, la duración de la exposición, las condiciones específicas de uso y manejo, y las medidas de seguridad y control implementadas. Además, la prevención, el monitoreo, la regulación y la gestión adecuada de los insecticidas son fundamentales para proteger la salud humana, animal y el medio ambiente contra los efectos adversos de estos compuestos químicos en diferentes sectores y actividades humanas. ¿Riesgo o peligro de una sustancia tóxica? Cuando se valora la incidencia negativa de un plaguicida químico sobre la salud humana o el medio ambiente, implícitamente se diferencia entre el riesgo de una sustancia tóxica y su peligro. Ambos dependen de la cantidad y el tiempo de exposición a la sustancia química. Pero, a diferencia del peligro de una substancia, que implica un efecto prácticamente inmediato como un pesticida (la intoxicación aguda), el riesgo de provocar cáncer o un problema endocrino de esa sustancia es más difícil de evaluar, pues comprende efectos a medio y largo plazo. ¿Son los pesticidas cancerígenos? Los riesgos sobre la salud (o el medio ambiente) no son inmediatos tras el contacto con la sustancia. Por esa razón, es difícil dimensionar el alcance de su riesgo. Como en otros muchos casos, al ser humano le preocupa especialmente la inmediatez del peligro. Aprovechando esta característica de la mente humana, donde prima la inmediatez del efecto, raramente se valora la toxicología de un plaguicida químico como cancerígeno, sino que es más frecuente utilizar términos como el de probabilidad o posibilidad. La Agencia de Protección del Ambiente (EPA) de USA clasifica tres plaguicidas como cancerígenos, mientras que la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (Internacional Agency for Research Cancer, World Health Organization) clasifica como tales 6 plaguicidas, y la Unión Europea clasifica 12. Las discrepancias entre las agencias se justifican con la probabilidad o posibilidad de una sustancia de ser cancerígena. Existen 81 plaguicidas “probablemente cancerígenos” según EPA, 38 según IARC. Y además existe también la categoría de “posibles plaguicidas cancerígenos”, que son 113 según EPA, y 5 según IARC. Probabilidad o posibilidad de provocar cáncer Utilizados indistintamente, los términos probabilidad y posibilidad se prestan a confusión. En un uso cotidiano los términos pueden ser intercambiables, pero en materia estadística y matemática tienen distintos sentidos. La probabilidad se refiere a la medida cuantitativa de la posibilidad de que ocurra un evento específico en un conjunto de eventos posibles. Se expresa generalmente como un número entre 0 y 1, donde 0 indica que el evento es imposible de ocurrir y 1 indica que el evento es

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software de control de plagas

Resistencia a los insecticidas de las plagas agrícolas

La resistencia de las plagas a los insecticidas es consecuencia del uso repetido e indiscriminado de
productos La dinámica de la industria de los plaguicidas químicos es sencilla: cuanto más se utilice el producto para el control de las plagas agrícolas con mayor facilidad pierde su efecto, y se crea la necesidad de un nuevo […]

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insecticidas, fitosanitarios

Cómo la aplicación de insecticidas ha creado problemas donde no los había

El excesivo uso de pesticidas en la agricultura El aumento de plagas agrícolas es un problema creciente que ha sido documentado en varios estudios y reportes. Según un informe de la FAO, el uso mundial de pesticidas ha aumentado en más del 70% desde la década de 1960. Esto sugiere que las plagas agrícolas están causando más daño y requieren más intervención para su control. Varios factores como el monocultivo, el uso de herbicidas, el cambio climático, etc, han influido en el desarrollo incontrolado de poblaciones de plagas en los cultivos. Pero, principalmente, ha sido la aplicación de plaguicidas químicos lo que ha roto el equilibrio entre las plagas y sus enemigos naturales. Los insecticidas de amplio espectro matan indistintamente las plagas que sus depredadores, tanto matan las plagas que causan daños en los cultivos como a sus enemigos naturales. Cuando hay un aumento en la población de plagas, los agricultores sienten la necesidad de aplicar más pesticidas para controlarlas y proteger sus cultivos. Pero, cuando las plagas desarrollan resistencia a los pesticidas por la aplicación continuada, los agricultores pueden necesitar aplicar más pesticidas o usar pesticidas más fuertes para controlarlas. La detección temprana de plagas o enfermedades puede ser difícil, y los agricultores pueden optar por aplicar pesticidas de manera preventiva o periódica para evitar daños graves en sus cultivos. Algunos agricultores pueden optar por aplicar pesticidas de forma preventiva para evitar la aparición de plagas o enfermedades. Esto puede ser una práctica común en cultivos de alto valor o en regiones donde las condiciones ambientales son propicias para la proliferación de plagas. En algunos casos, los agricultores pueden realizar aplicaciones periódicas de pesticidas como parte de un programa de manejo integrado de plagas. Esto puede ser necesario en áreas donde las plagas son persistentes o en cultivos que son particularmente susceptibles a ciertas enfermedades o insectos. En resumen, hay varias razones por las que los agricultores pueden realizar aplicaciones indiscriminadas de pesticidas, como parte de estrategias de manejo de plagas o como medida preventiva para proteger sus cultivos. Sin embargo, es importante tener en cuenta los posibles efectos negativos de estas prácticas en el medio ambiente y la salud humana, y considerar alternativas más sostenibles y seguras para el control de plagas. Por esta razón, es importante utilizar los pesticidas de manera responsable y seguir las buenas prácticas agrícolas, como la rotación de cultivos y el uso de pesticidas selectivos. Además, es importante considerar alternativas más sostenibles y seguras para el control de plagas, como el control biológico y el manejo integrado de plagas. Consecuencias para el control de plagas La sobreaplicación de pesticidas, o la aplicación excesiva o inapropiada de pesticidas, puede tener varias consecuencias en el control de plagas: Resistencia a los pesticidas La sobreaplicación de pesticidas puede llevar al desarrollo en las plagas de resistencia a los pesticidas, lo que significa que los pesticidas pierden su eficacia y se necesita una dosis cada vez mayor para controlar las plagas. Esto puede hacer que sea más difícil controlar las plagas y puede llevar a un aumento en el uso de pesticidas. Daños al medio ambiente La sobreaplicación de pesticidas puede tener efectos negativos en el medio ambiente, como la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad. Los pesticidas pueden contaminar los cuerpos de agua, como los ríos y los lagos, a través del escurrimiento de los campos agrícolas, lo que puede afectar la vida acuática y la calidad del agua potable. Además, los pesticidas pueden matar a los insectos beneficiosos, como los polinizadores y los depredadores naturales de las plagas, lo que puede tener efectos negativos en la cadena alimentaria y en la biodiversidad en general. Plagas secundarias que pasan a ser primarias Las plagas agrícolas se pueden clasificar en primarias y secundarias según su importancia económica y el daño que causan a los cultivos. Las plagas primarias son aquellas que causan daños significativos y directos a los cultivos, mientras que las plagas secundarias son aquellas que, aunque pueden causar daños, su importancia económica es menor en comparación con las primarias. Pagas Primarias Las plagas primarias son aquellas que, si no se controlan adecuadamente, pueden causar pérdidas significativas en la producción y calidad de los cultivos. Algunos ejemplos de plagas primarias son: Plagas Secundarias Las plagas secundarias, por otro lado, son aquellas que pueden causar daños menores o indirectos en los cultivos, pero que generalmente no son consideradas una amenaza grave para la producción. Algunos ejemplos de plagas secundarias son: Es importante tener en cuenta que la clasificación de las plagas como primarias o secundarias puede variar dependiendo de la región y el cultivo específico. En algunos casos, una plaga que es considerada secundaria en una región puede ser considerada primaria en otra, o viceversa. Además, el impacto de una plaga puede variar dependiendo de factores como el clima, el manejo del cultivo y la presencia de depredadores naturales o competidores de la plaga. Tetranychus urticae La araña roja, actualmente una plaga generalizada en cultivos de todo el mundo, no constituían una plaga grave en la agricultura. Las poblaciones de la araña roja estaban reguladas por sus depredadores naturales, principalmente por los ácaros depredadores de la familia de los fitoseidos (aunque también otras familias como algunos dípteros y coleópteros). Pero ha sido la intervención humana la que ha roto ese equilibrio natural, mediante el uso indiscriminado y sistemático, el mal uso, de los plaguicidas orgánicos sintéticos a partir de la segunda mitad del siglo XX. Veinte años después, las poblaciones de los ácaros de la familia Tetranychidae, como la araña roja, constituyen plagas que pueden ser muy destructivas en el sector agrícola. Pseudococcus viburni Lo mismo sucede con la cochinilla harinosa, que no suelen constituir gran daño en los cultivos por el control que sobre su población ejercen sus enemigos naturales, parasitoides y depredadores (las familias de los crisópidos, hemeróbidos, dípteros y coccinellidos). Sin embargo, cuando los enemigos naturales del insecto son destruidos por la aplicación de insecticidas, la cochinilla harinosa se puede transformar

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El etiquetado de los productos alimentarios

Productos fitosanitarios y tratamientos realizados en la producción agrícola Códigos PLU de la Federación Internacinal para los Estándares de productos El etiquetado de frutas y verduras no está destinadas realmente a informar al consumidor sobre la fruta que consumen. Las etiquetas que llevan algunas frutas contienen unos códigos llamados PLU (Price Look UP) que son utilizados por algunos minoristas desde los años 90 para facilitar a los centros de distribución el control de los productos frescos, sus categorías y la determinación de los precios. Una manzana proveniente de cultivo orgánico no debería tener el mismo precio que una proveniente de un cultivo genéticamente modificado. La utilización de dichos códigos es opcional y no está regulada por ningún organismo gubernamental, sino por la Federación Internacional para los Estándares de Productos (IFPS). Se piensa en ocasiones que conociendo la interpretación de los códigos PLU podemos diferenciar el tipo de cultivo del que proviene las frutas que consumimos. Pero la realidad como veremos es más compleja. Para la codificación se utilizan 4 dígitos, correspondientes a variedades, peso, región de cultivo, colores, etc. existía la posibilidad de utilizar 2 prefijos: el 9 (que significaba que el producto ha sido cultivado orgánicamente y libre de pesticidas) y el 8 (que identificaba el producto como modificado genéticamente, y que pudo haber utilizando pesticidas). Sin embargo, el prefijo 8 designado para identificar los artículos de producción de OGM nunca fue utilizado en el comercio minorista, con lo cual la IFPS ha decidido eliminar el prefijo para esta designación. El etiquetado de frutas y verduras Debería establecerse por ley la obligatoria información al consumidor del tipo de cultivo y materias fitosanitarias utilizadas en la producción de frutas y verduras. Si una fruta es orgánica, ya puede llevar la etiqueta correspondiente. Pero ¿cuantos fitosanitarios han sido utilizados para la producción en agricultura tradicional de una manzana? ¿y cuantas veces se han realizado los tratamientos? ¿El uso racional y limitado de fitosanitarios no podría aumentar el precio de la fruta? ¿Qué penaliza actualmente el uso repetitivo e indiscriminado de fitosanitarios en la producción de frutas y verduras? Mientras el consumidor no tenga la información y los agentes gubernamentales no regulen sólo podemos conocer los productos orgánicos. Actualmente no conocemos qué tipo de tratamientos y con qué frecuencia realizan los productores de frutas y verduras. El problema es que algunos compuestos fitosanitarios no se eliminan simplemente con un lavado de fruta, con una solución de agua y bicarbonato de sodio, o con una solución comercial de agua y cloro. El efecto del lavado depende del tiempo empleado, y éste depende del nivel de absorción que el fitosanitario llegue a realizar en la fruta. Es un derecho del consumidor conocer las posibles consecuencias que lo que consume puede tener para su salud. Y es obligación del productor utilizar racionalmente los fitosanitarios para reducir los riesgos que pueden tener los productos que venden. Enlaces externos Federación Internacional para los Estándares de Productos Effectiveness of Commercial and Homemade Washing Agents in Removing Pesticide Residues on an in Apples, en Journal or Agricultural and Food Chemistry

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antibióticos

Si no se usan antibioticos preventivamente, ¿por qué se usan indiscriminadamente los pesticidas?

Tratamientos químicos preventivos Algunos estados clínicos pueden justificar el uso preventivo de antibióticos, por ejemplo en el caso de los transplantes. Pero, en general, el uso preventivo de  los antibióticos puede llevar muchas veces a que el resultado sea peor que si no se hubieran usado. El uso innecesario de antibióticos favorece el desarrollo de bacterias resistentes a los medicamentos. De igual modo, en la agricultura el uso preventivo, repetitivo e innecesario, de insecticidas está provocando actualmente un auténtico problema en el control de plagas. La práctica habitual de un gran número de agricultores para el control de las plagas agrícolas consiste en realizar tratamientos preventivos con pesticidas, y repetir los tratamientos con el insecticida más potente repetidamente, según los cultivos hasta una o dos veces por semana. Durante los últimos 60 años, el uso incorrecto de los pesticidas ha hecho que muchas de las plagas para las que se realizaban tratamientos desarrollaran resistencia a los mismos plaguicidas que se utilizaban. Con frecuencia la menor eficacia de los pesticidas condujo a que los agricultores usaran dosis aún más altas para controlarlas, incrementando así la posibilidad de crear resistencias en las plagas. Consecuencias del uso indiscriminado de los insecticidas químicos El uso indiscriminado y repetido de insecticidas químicos ha dificultado el control de plagas por varios motivos. Desaparecen los depredadores naturales de las plagas A menudo los pesticidas matan no solo la plaga objetivo, sino también especies benéficas: insectos, mamíferos y aves. Es decir, predadores naturales de las plagas, que tradicionalmente limitaban su explosión demográfica, pues su actividad depredadora las mantenía controladas. Es frecuente que empiecen a aparecer insectos o ácaros que antes habían estado controlados por especies benéficas y que anteriormente apenas causaban daños en las cosechas. Es el caso de la mosca blanca, los trips, los pulgones o la araña roja. Con el agravante de que muchas de estas especies de plagas, son insectos vectores de enfermedades víricas en los cultivos. El uso sistemático de los insecticidas en el control de plagas ha creado un problema, donde no lo había, y ha dificultado el control de las enfermedades víricas. Se introdujeron entonces nuevos plaguicidas para controlar las plagas secundarias, con lo que la cantidad total de plaguicidas en uso siguió creciendo. Las plagas desarrollan resistencia a los plaguicidas Otro problema del uso preventivo e indiscriminado de los insecticidas químicos en la agricultura es la aparición de resistencia de las plagas a los insecticidas que se utilizan para controlarlas. Se denomina resistencia a los insecticidas cuando una especie de insectos ha adquirido genéticamente la capacidad de tolerar una dosis del insecticida que resultaría letal para la población original del insecto. Según la FAO (1970), es una respuesta disminuida de la población de una especie de animales o plantas a un plaguicida o agente de control como resultado de su aplicación. Se trata de la respuesta genética de la especie, por un proceso de selección continua, que se ejerce con las aplicaciones de insecticidas. Año Nº especies 1908 1 1918 3 1928 5 1938 7 1945 12 1954 25 1960 137 1967 224 1975 364 1980 428 Resistencias en artrópodos 1908-1980 (Georghiou 1981; Georghiou y Taylor, 1977)  Legislación vs Producción agrícola Actualmente los gobiernos, ante la preocupación de los consumidores y la evidencia científica del daño de algunos pesticidas en el medio ambiente y en la salud de las personas, adoptan posturas restringidas en el uso de los pesticidas en la agricultura. Tanto en Europa como en Estados Unidos, existen regulaciones estrictas para la comercialización y el uso de plaguicidas, con el objetivo de proteger la salud humana y el medio ambiente. Estas regulaciones abarcan desde la autorización y registro de plaguicidas hasta la evaluación de su impacto en la salud y el medio ambiente. Europa: Regulación (CE) n.º 1107/2009: Esta regulación establece las normas para la autorización de plaguicidas en la Unión Europea. Los plaguicidas solo pueden ser autorizados si se demuestra que no tienen efectos nocivos para la salud humana, animal o ambiental, y si su uso no tiene efectos inaceptables en el medio ambiente. Directiva 2009/128/CE: Esta directiva establece un marco comunitario para el uso sostenible de plaguicidas, incluyendo la reducción del riesgo y del impacto de los plaguicidas en la salud humana y el medio ambiente. Reglamento (UE) n.º 528/2012: Este reglamento establece las normas para la comercialización y el uso de biocidas en la Unión Europea. Estados Unidos: Ley Federal de Insecticidas, Fungicidas y Rodenticidas (FIFRA): Esta ley regula la venta, distribución y uso de plaguicidas en Estados Unidos. Los plaguicidas solo pueden ser registrados y utilizados si se demuestra que son eficaces para su propósito previsto y si su uso no tiene efectos adversos para la salud humana o el medio ambiente. Ley de Calidad del Agua Potable (SDWA): Esta ley establece los estándares para la calidad del agua potable en Estados Unidos, incluyendo los niveles permitidos de plaguicidas y otros contaminantes en el agua. Ley de Protección del Medio Ambiente (EPA): La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) regula el uso de plaguicidas en el país. La EPA evalúa y registra los plaguicidas antes de su comercialización y establece regulaciones para su uso seguro. Situación actual y perspectivas de futuro Ante la progresiva limitación de las materias activas autorizadas como insecticidas para su uso en la agricultura, los productores agrícolas se sienten ahora limitados en sus acciones para el control de las plagas que dañan sus cultivos, especialmente las nuevas plagas introducidas en los países. Pero ¿cuántos de esos productores agrícolas utilizan de manera preventiva e indiscriminada los pesticidas?¿y cuantos dejarán de hacerlo? ¿Por qué se utilizan indiscriminadamente los pesticidas? Por la falta de conciencia sobre los riesgos. Muchas personas no están al tanto de los riesgos asociados con el uso de pesticidas, como la contaminación del suelo y el agua, la resistencia de las plagas y los efectos negativos en la salud humana y el medio ambiente. También influye la industria de los pesticidas, que puede ejercer presión sobre los

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