Category: Agricultura sostenible

¿Qué comen las mariquitas?

Introducción Las mariquitas (también llamadas catirinas, catitas, vaquitas de San Antonio, vaquitas de San Antón, sarantontón, sanantonitos, San Antonios, tortolitas, chinitas, coquitoss, etc, porque su denominación varía según la especie y el país), es el nombre común de una familia de insectos coleópteros (Coccinellidae) que cuenta con más de 5.000 especies alrededor del mundo. Se caracterizan por su diversidad de tamaños (de 1 a 10 cm) y colores. Importancia de las mariquitas en la agricultura Las mariquitas son insectos beneficiosos que se alimentan de una gran variedad de pequeños insectos y huevos de insectos. Su alimento favorito son los pulgones, pero también comen pequeñas arañas, cochinillas y otros insectos y ácaros a los que pueden atacar y someter Las mariquitas adultas no sólo comen insectos. Dependiendo de la especie, algunos adultos se alimentan de néctar y polen y otros comen el moho que se forma en las plantas y el polen, pero las larvas son estrictamente carnívoras Las mariquitas han sido siempre muy apreciadas por los agricultores, ya que son depredadoras de plagas de cultivos, como áfidos (pulgones), cocos o cochinillas, ácaros, larvas de moscas, etc. Las hembras suelen hacer la puesta de huevos cerca de las colonias de insectos para que tengan su alimento cercano nada más nacer las larvas. Tal es su voracidad que las larvas recién nacidas se alimentan de su propio huevo, y llegan incluso a comerse huevos no eclosionados antes de empezar a alimentarse de insectos. Las larvas de mariquita de los últimos estadios de desarrollo son las más voraces. Se estima que una mariquita adulta puede alimentarse de más de mil presas durante el verano. Pero no todas las mariquitas son depredadoras de insectos. Los miembros de la subfamilia Epilachninae se alimentan de hojas, granos o semillas de diversos cultivos de las familias Solanaceae (patata, tomate, chile, pimiento o la berenjena), Cucurbitaceae (calabaza, calabacín, melón, pepino, etc), Fabaceae (legumbres) o Poaceae (maiz). Pueden llegar a ser una verdadera plaga de los cultivos. El 16% de las especies de coccinélidos pertenecen a esta subfamilia. Comercialización para control biológico de plagas Fue a finales del siglo XIX cuando se produjo en California una infestación de cochinilla acanalada (Icerya purchasi), una plaga importada accidentalmente de Australia, y que amenazaba la incipiente e importante producción de cítricos de la región. Para combatir la plaga se buscó en Australia alguno de sus enemigos naturales (parásitoides y depredadores), que se llevaron a California, se criaron y se realizaron sueltas de la mariquita durante 2 campañas. La medida produjo una importante reducción de las poblaciones de Icerya purchasi, salvando a la industria de los cítricos de California, e iniciando así la estrategia de la introducción de un enemigo natural para el control de una plaga exótica. Las mariquitas de dos y siete puntos (Adalia bipunctata y Adalia septempunctata) son las más conocidas, pues se alimentan de hasta 28 especies diferentes de pulgones. Pero fue la Rodolia cardinalis la primera mariquita utilizada intencionadamente como mecanismo de control biológico de plagas en la agricultura. En la actualidad se ha normalizado la suelta de mariquitas en una agricultura sostenible y menos dependiente de los insecticidas químicos para el control de las plagas. El éxito de los Organismos de Control Biológico (parasitoides y depredadores) depende del momento en que se realiza su suelta – FuturCropFuturCrop permite realizar la suelta cuando hay el mayor número de individuos inmaduros de la plaga (huevos, larvas o ninfas) que son el alimento de los insectos parasitoides o depredadores. Manuales

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fitosanitarios

¿Cómo reducir el uso de insecticidas químicos en el control de plagas?

El uso de insecticidas químicos en la agricultura Introducción En la década de 1950, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los plaguicidas desarrollados durante el conflicto comenzaron a ser utilizados en la agricultura a gran escala. La promoción de la “agricultura química” y la adopción de prácticas agrícolas intensivas impulsaron la demanda de plaguicidas para controlar plagas y aumentar la productividad agrícola. La Revolución Verde, que tuvo lugar principalmente en las décadas de 1960 y 1970, impulsada por Norman E. Borlaug y financiada por Organismos Internacinales, Agencias de Cooperación Internacional y varios Gobiernos, fue un movimiento agrícola que introdujo nuevas variedades de cultivos de alto rendimiento, prácticas de manejo intensivo y tecnologías innovadoras con el objetivo de aumentar la productividad agrícola y mejorar la seguridad alimentaria en todo el mundo. Aunque la Revolución Verde logró incrementar significativamente los rendimientos de los cultivos y reducir la inseguridad alimentaria en muchas regiones, también contribuyó al aumento del uso de pesticidas, incluidos insecticidas, herbicidas y fungicidas. Con el tiempo, el uso de insecticidas químicos se ha incrementado de manera significativa, impulsado por la creciente demanda de alimentos, el aumento de la superficie cultivada y la presión de las plagas resistentes a los plaguicidas. Esta tendencia ha llevado a un abuso en la aplicación de insecticidas químicos, con múltiples aplicaciones por temporada y la utilización de productos más potentes y tóxicos. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el uso global de pesticidas, incluidos los insecticidas, ha aumentado constantemente, alcanzando los 3.54 millones de toneladas métricas en 2021, lo que refleja el papel vital de los productos químicos de protección de cultivos en el aumento de los rendimientos agrícolas y la garantía de la seguridad alimentaria en medio de una serie de desafíos globales como el cambio climático y el crecimiento de la población 1. Este aumento en el uso de insecticidas agrícolas es una respuesta a la creciente necesidad de proteger los cultivos y garantizar la producción de alimentos para una población en crecimiento. También plantea desafíos en términos de impactos ambientales y para la salud humana, que requieren un enfoque equilibrado y sostenible en su aplicación. Causas del incremento actual del uso de los insecticidas químicos Resistencia de las plagas El desarrollo de resistencia en las poblaciones de plagas a los insecticidas químicos ha llevado a un aumento en la frecuencia y cantidad de plaguicidas aplicados, en un intento de mantener su eficacia. Falta de conocimiento y formación La falta de educación y formación en prácticas de manejo integrado de plagas (MIP) ha contribuido al abuso en el uso de insecticidas químicos, con aplicaciones preventivas y no selectivas que afectan a organismos no objetivo y al equilibrio biológico natural. Presión económica La presión económica para maximizar la producción y los rendimientos agrícolas ha llevado a la adopción de prácticas intensivas que dependen del uso de insecticidas químicos como medida de control de plagas. Organismos para el control del uso de plaguicidas El incremento del uso de insecticidas químicos en la agricultura ha sido motivo de preocupación debido a sus efectos adversos sobre el medio ambiente, la salud humana y la biodiversidad. Estos productos químicos pueden contaminar el suelo, el agua y el aire, afectando a organismos no objetivo, incluyendo insectos beneficiosos, aves, mamíferos y humanos. Para abordar estos problemas, se han creado organismos internacionales y métodos para controlar el uso inadecuado de insecticidas y promover prácticas agrícolas más sostenibles. La necesidad de reducir el número de tratamientos contra las plagas Reducir los tratamientos químicos en la agricultura es fundamental por diversas razones que abarcan aspectos ambientales, económicos y de salud pública. A continuación, se presentan algunas de las razones más importantes para promover prácticas agrícolas más sostenibles y menos dependientes de los productos químicos: Por el coste de los tratamientos químicos en la agricultura Se puede decir que, de promedio, frutas y hortalizas pueden  recibir 12 tratamientos, o más, con pesticidas. Su uso se ha generalizado más allá de lo razonable. Asume el agricultor que con un 5-10% del coste de su producción evita una pérdida causada por plagas y/o enfermedades que podría llegar a ser, en el peor de los casos, del 40-100%. Ese porcentaje del consumo de fitosanitarios puede ir de los 2.500 euros/ha de coste en tratamientos en tomate de invernadero a los 523 euros/ha en tomate de regadío. Hablamos del coste del insumo, sin tener en cuenta el coste de mano de obra y maquinaria. Considerados éstos, el coste sería mucho mayor. España encabeza el listado de los países que más utilizan productos químicos dentro de la Unión Europea. Entre los años 2011 y 2015 se esparcieron, cada año, cerca de 73.000 toneladas de productos químicos en los campos. Y la industria de agroquímicos facturó, sólo en España, 1.100 millones de euros en 2016. En el futuro se espera que el mercado global de pesticidas registre una Tasa de Crecimiento Anual Compuesta de un 5,79%, entre 2017 y el 2022. En el año 2014, último año del que la FAO dispone de datos del consumo mundial de pesticidas, se superaron los 3.013’97 millones de kilos. La reducción de insecticidas químicos en la agricultura puede conducir a una disminución de costes y un aumento de los beneficios para los agricultores por diversas razones. Para racionalizar el uso de productos fitosanitarios La infestación de una plaga puede ser catastrófica. Por ejemplo, el gusano gris, (Agrotis ipsilon) puede arruinar un cultivo de maíz, tomate o patatas. Sus larvas, durante los tres primeros estadíos, puede consumir 400 centímetros de la parte aérea de las plantas. Y las hembras pueden llegar a poner 1.800 huevos. El mercado de productos fitosanitarios se nutre del intento del agricultor de minimizar el riesgo de pérdida de su cosecha. Racionalizar los tratamientos es vital para un adecuado control de las plagas y enfermedades de los cultivos. FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) propuso hace años una estrategia de Manejo

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software de control de plagas agrícolas

Software de control de plagas para una agricultura sostenible

La productividad de una agricultura sostenible La productividad agrícola se mide como el cociente entre la producción y los costes de los medios para conseguirla. La productividad está relacionada con la eficacia y la eficiencia con que se usan los recursos. La agricultura sostenible se enfoca en conservar y preservar los recursos naturales, como el suelo, el agua y la biodiversidad. El manejo adecuado del suelo y el agua es esencial para mantener la productividad a largo plazo. Desde una perspectiva actual, para mejorar la productividad agrícola no solo se debe producir más o lograr rendimientos más altos, sino también maximizar el uso de los recursos y reducir el impacto que esos recursos puedan tener en el propio medio de producción agrícola. La adopción de tecnologías modernas, como la agricultura de precisión, la selección de cultivos resistentes y la mejora genética, puede aumentar la productividad de manera sostenible al optimizar el uso de recursos y reducir los desperdicios. Control de plagas eficiente y sostenible En lugar de depender en exceso de pesticidas químicos, la agricultura sostenible utiliza enfoques integrados para controlar plagas y enfermedades, como la introducción de enemigos naturales de las plagas o limitar el uso de pesticidas a lo eficiente e imprescindible. La demanda de los consumidores, que establecen las leyes de mercado, y las nuevas regulaciones de los países respecto al control de plagas en la agricultura, son cada vez más exigentes en la utilización de métodos alternativos o en la limitación del uso de pesticidas. A pesar de que los agricultores empiezan a considerar la variable medioambiental como un factor de producción  tan importante como la tierra, el capital o el trabajo, las técnicas de producción agrícola intensiva respecto al control de plagas continúan practicando el principio de “más vale prevenir que lamentar” y por ello emplean intensivamente plaguicidas de amplio espectro, que son aplicados sistemáticamente, (un calendario, digamos), en ocasiones incluso sin estar presente la plaga en los cultivos. Generalmente, se combina un número reducido de materias activas, que se repiten varias veces en una misma campaña. Pero estas prácticas tienen varios inconvenientes: El riesgo que asume el agricultor a una pérdida de la cosecha es la causa principal de su resistencia a la utilización de otras metodologías más eficientes pero que requieren mayor intensidad en los muestreo de los cultivos y en ocasiones una formación técnica considerable. Las nuevas tecnologías y la agricultura Diversos factores impulsan la adopción de desarrollos tecnológicos por parte del sector agrícola: el cambio climático, la creciente demanda de alimentos y las iniciativas gubernamentales para mejorar la eficiencia de los agricultores a través de nuevas tecnologías. Se estima que en el año 2030, la agricultura de precisión se convertirá en la tendencia más influyente en la agricultura. Las nuevas tecnologías están teniendo un impacto significativo en la agricultura, transformando la forma en que se cultiva, se gestiona y se comercializa los productos agrícolas. Estas innovaciones tecnológicas están ayudando a abordar desafíos clave en la agricultura, como la creciente demanda de alimentos, la escasez de recursos naturales y la necesidad de producir de manera más sostenible. Aquí hay algunas áreas clave en las que las nuevas tecnologías están influyendo en la agricultura: Estas nuevas tecnologías están transformando la agricultura de formas que mejoran la productividad, la sostenibilidad y la rentabilidad, al mismo tiempo que abordan los desafíos relacionados con la seguridad alimentaria y la conservación de recursos naturales. Software de control de plagas y sostenibilidad Sistemas Expertos para el control de plagas agrícolas Un sistema experto para el control de plagas agrícolas es una aplicación de la Inteligencia Artificial que utiliza el conocimiento y la experiencia de expertos en el campo de la agricultura y la entomología para ayudar a los agricultores a identificar, prevenir y controlar las plagas que afectan a sus cultivos de manera eficiente y sostenible. Estos sistemas utilizan una combinación de reglas lógicas y datos recopilados para tomar decisiones informadas sobre el manejo de plagas. Componentes clave de un sistema experto de control de plagas agrícolas: El núcleo del sistema experto es una base de conocimientos que contiene información sobre una amplia variedad de plagas agrícolas, incluyendo sus características, ciclos de vida, hábitos, métodos de control y daños potenciales. El motor de inferencia es el componente que aplica las reglas lógicas y el conocimiento almacenado en la base de datos para tomar decisiones. Cuando un agricultor o usuario introduce información sobre el tipo de cultivo, la ubicación, etc el motor de inferencia utiliza este conocimiento, junto con los datos recopilados, para identificar la posible plaga y sugerir estrategias de control. Un sistema experto de control de plagas agrícolas debe tener una interfaz de usuario amigable que permita a los agricultores y usuarios ingresar información y recibir recomendaciones. El sistema debe contar con una base de datos actualizada de información sobre las condiciones locales, como el clima y la geografía, que pueden afectar la aparición de plagas. Para que el sistema sea efectivo a lo largo del tiempo, la base de conocimientos debe actualizarse regularmente con nueva información y datos sobre plagas y técnicas de control. FuturCrop FuturCrop actúa como lo que en Inteligencia Artificial se denomina un Sistema Experto automatizado. A través de un ordenador, una tablet o un smartphone accedemos a un programa informático en cuya base de datos se sintetiza una parte del conocimiento de un experto entomólogo agrícola, relacionada con la fenología de las plagas. FuturCrop es un software que utiliza técnicas de Inteligencia Artificial que permite optimizar decisiones en el control de plagas agrícolas, eliminar riesgos, realizar menos tratamientos y ahorrar plaguicidas. El programa simplifica el proceso de supervisión y monitoreo de plagas y facilita la disponibilidad del conocimiento experto en Sanidad Vegetal. FuturCrop analiza todas las variables necesarias para predecir el momento óptimo de tratamiento para el control de 179 plagas. BENEFICIOS FUTURCROP CAPTURAS DE PANTALLA Más información La informática aliada para acotar los daños por plagas en la agricultura Degree-Days: About Phenology models – UC IPM. University of California. Agriculture & Natural resources Pest and

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El sagrado balance natural de los suelos agrícolas

Las poblaciones de microorganismos, tanto en el suelo como en el aire y en el agua, tienen influencias directas sobre la vida y la salud de los cultivos, los insectos y en sí mismas. Su número y su balance, es decir; la proporción que guardan entre sí sus poblaciones y las cantidades existentes en cualquier momento, determinan que vive, qué se enferma y qué muere. El desequilibrio en dichas poblaciones, acarrea condiciones apropiadas para el incremento poblacional de unas especies, en tanto que suprime a otras de tipo distinto. La elevada población de algún microorganismo, le otorga condiciones para alcanzar el grado de especie infecciosa, o con capacidad para generar daños debido a que existen en exceso, respecto de otra(s) especies antagónicas. Cuando estas especies infecciosas se encuentran en un balance apropiado con respecto a sus contrincantes, no hay condiciones apropiadas para que puedan ser infecciosas, ya que son mantenidas a raya en su quehacer como perjudiciales para los cultivos. Un suelo sano, microbiológicamente hablando, no es aquel al que se le han exterminado todos los microorganismos, sino aquel en el que cohabitan perfectamente balanceadas todas las poblaciones de microorganismos, ya sea que puedan o no ser perjudiciales para los cultivos. Un suelo estéril, no es un suelo sano, ya que la rizóosfera de los cultivos, requiere de la biota del suelo para la correcta realización de todos los procesos físico-químicos y bioquímicos que suelen darse a nivel radicular. La síntesis y el intercambio de infinidad de sustancias entre millones de organismos vivos y las raíces de las plantas, es una formidable bio-fábrica de la que unos y otras dependen para sobrevivir de manera adecuada. Los controles químicos de poblaciones de organismos vivos del suelo, dan al traste con los balances naturales que deberían existir por las necesidades normales de la vida de la relación planta-suelo-agua-aire. Se sabe que, en la rizosfera de las plantas, transcurren más de 5,000 sustancias químicas objeto de intercambio, simbiósis, síntesis, descomposición o degradación, mineralización, detoxificación, polimerización, solubilización de nutrimentos, enzimáticas (catalizadoras), sustancias supresoras (tóxicas), y sustancias acondicionadoras, favorecedoras del crecimiento, etc. Como ejemplo, en la rizósfera se encuentran comúnmente, compuestos como estos: Lo anterior, permite asomarse un poco y adquirir una ligera idea de lo complejo que puede llegar a ser el mundo de los seres vivos que cohabitan en el suelo, al nivel de la rizósfera de los cultivos y plantas no cultivadas. También, nos debe hacer comprender, que no entender estos conocimientos nos lleva a realizar acciones agronómicas erróneas, que destruyen el balance natural de la vida radicular y del suelo en general, con las consecuentes “enfermedades” infecciosas, generadas por agricultores y agrónomos… La mejor solución, jamás lo serán los venenos Existen infinidad de microorganismos con características benéficas muy sobresalientes, y con capacidades muy favorables para la producción agrícola, sin importar de qué cultivos se quieran producir y sin importar cuales sean las plagas que se requiere controlar o combatir; Me refiero al muy conveniente uso y aplicación de Consorcios de Microorganismos de varios tipos, en productos biológicos que mezclan una gran variedad de (por ejemplo): En conjunto, generan medios rizoosféricos (radiculares) y aéreos (foliares) adversos tanto a los vectores, como a las propias bacterias infecciosas. La aplicación de mezclas como la descrita (Consorcios microbianos), puede y debe realizarse tanto en el riego para el suelo, como en aplicaciones foliares. Unas y otras aplicaciones generan la mejora en los balances poblacionales de microorganismos, contrarestan la acción de poblaciones plaga y repoblan de manera favorable El intestino de cualquier cultivo… la rizóosfera… cubriéndola de infinidad de protectores microscópicos. Con manejo de este tipo de consorcios, se reducen las poblaciones y las acciones perjudiciales de insectos, nemátodos, hongos, bacterias y virus… Si se reduce la población de las plagas-vector, se reducen las transmisiones de “enfermedades” infecciosas. Ing. Sergio Caraveo López Asesor y Conferencista especializado en Suelos, Nutrición Vegetal y Agricultura de Conservación.

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Control de plagas utilizando plantas

Introducción Historia Con la generalización de los métodos de la agricultura intensiva, se ha ido perdiendo el acervo tradicional de las prácticas de una agricultura tradicional, con siglos de experiencia, menos productiva pero más colaboradora con la naturaleza y sostenible. Se puede recurrir al control de plagas utilizando plantas, también conocido como control biológico vegetal, es una estrategia innovadora y sostenible que aprovecha las propiedades de ciertas plantas para repeler, atraer o incluso eliminar organismos no deseados que afectan los cultivos. Esta práctica se basa en la interacción química y biológica entre las plantas y las plagas, aprovechando compuestos volátiles, aceites esenciales y otras sustancias naturales producidas por las plantas. El control biológico vegetal tiene sus raíces en las prácticas ancestrales de agricultura y horticultura, donde los agricultores observaban y aprendían a utilizar plantas que mostraban propiedades repelentes o atraían insectos beneficiosos para proteger sus cultivos. Sin embargo, la formalización y el desarrollo sistemático del control biológico como disciplina científica comenzaron en el siglo XIX. El reconocimiento del potencial de los enemigos naturales para controlar las poblaciones de plagas se intensificó con la devastación causada por las plagas invasoras en diferentes regiones del mundo durante esa época. Uno de los primeros éxitos documentados del control biológico ocurrió en 1888, cuando el barón Albert K. M. von Osten-Sacken introdujo un parasitoide europeo para controlar una plaga de cochinillas en California, Estados Unidos. Con el advenimiento de la agricultura industrial y el uso generalizado de pesticidas químicos en la segunda mitad del siglo XX, el control biológico enfrentó un período de relativo declive. Sin embargo, con la creciente preocupación por los impactos ambientales, la resistencia a los plaguicidas y la búsqueda de prácticas agrícolas sostenibles en el siglo XXI, el interés y la inversión en el control biológico vegetal han resurgido con fuerza. Beneficios La utilización de plantas en el control de plagas ofrece múltiples beneficios, entre los que se destacan la reducción del uso de productos químicos sintéticos, la preservación de la biodiversidad y la salud del suelo, y la promoción de prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Además, esta estrategia puede contribuir a la diversificación de los sistemas de cultivo, creando hábitats favorables para los enemigos naturales de las plagas y mejorando la resiliencia de los agroecosistemas ante las fluctuaciones ambientales y los desafíos fitosanitarios. Como parte integral de un enfoque integrado de manejo de plagas representa una alternativa prometedora y eficaz para enfrentar los desafíos actuales en la agricultura, fomentando sistemas agrícolas más equilibrados, saludables y sostenibles. Plantas repelentes de plagas Las plantas repelentes de plagas agrícolas son una herramienta valiosa en la gestión integrada de plagas, ya que pueden actuar como barreras naturales o interacciones químicas que disuaden a las plagas de alimentarse o reproducirse en los cultivos. Algunas plantas actúan como repelentes de plagas, a través de su olor o composición química Caléndula (Calendula officinalis): Esta planta es conocida por su capacidad para repeler nematodos del suelo, áfidos y moscas blancas. Además, atrae insectos beneficiosos como las mariquitas y las avispas parasitoides. Albahaca (Ocimum basilicum): La albahaca es efectiva para repeler mosquitos, moscas blancas, áfidos y escarabajos. Su aroma intenso actúa como un repelente natural. Menta (Mentha spp.): La menta es una planta repelente versátil que puede ayudar a mantener alejados a insectos como hormigas, mosquitos y pulgas. Romero (Rosmarinus officinalis): Esta hierba aromática es eficaz contra algunas plagas de insectos, incluidas las polillas y los escarabajos. Crisantemo (Chrysanthemum spp.): El crisantemo contiene piretrinas naturales, un insecticida de origen vegetal que es efectivo contra una amplia variedad de plagas, incluidos áfidos, escarabajos y moscas. Lavanda (Lavandula spp.): La lavanda es conocida por su aroma fuerte y agradable que puede repeler mosquitos, polillas y pulgones. Tagetes o Cempasúchil (Tagetes spp.): Estas plantas son especialmente efectivas contra nematodos del suelo, pero también pueden repeler áfidos, escarabajos y mosquitos. Ajenjo (Artemisia absinthium): El ajenjo es conocido por sus propiedades repelentes contra las polillas, mosquitos y pulgas, y también puede ayudar a controlar nematodos del suelo. Plantas que atraen insectos benéficos Las plantas que atraen insectos benéficos son una herramienta esencial en la gestión integrada de plagas, ya que ayudan a mantener un equilibrio natural en el ecosistema agrícola al atraer insectos depredadores y parasitoides que se alimentan de plagas. Ejemplos de plantas que atraen insectos benéficos: Coriandro (Coriandrum sativum): Esta planta atrae a mariquitas, que son depredadores naturales de áfidos, pulgones y otros insectos plaga. Diente de león (Taraxacum officinale): Los dientes de león atraen a abejas, avispas parasitoides y mariquitas, que son beneficiosos para el control de plagas. Zanahoria silvestre (Daucus carota): Las flores de la zanahoria silvestre atraen a avispas parasitoides y otros insectos beneficiosos que ayudan en el control biológico de plagas. Hinojo (Foeniculum vulgare): El hinojo atrae a insectos benéficos como las mariquitas, crisopas y avispas parasitoides, que se alimentan de áfidos y otros insectos plaga. Girasol (Helianthus annuus): Los girasoles son atractivos para abejas y otros polinizadores, así como para avispas parasitoides que ayudan en el control de plagas. Cilantro (Coriandrum sativum): Además de atraer mariquitas, el cilantro también puede atraer a avispas parasitoides y moscas depredadoras que se alimentan de plagas. Achicoria (Cichorium intybus): Las flores de la achicoria atraen a insectos benéficos como las abejas y las avispas parasitoides, que contribuyen al control natural de plagas. Lavanda (Lavandula spp.): Aunque también es conocida por sus propiedades repelentes de plagas, la lavanda atrae a abejas y otros polinizadores beneficiosos. Estas plantas pueden ser incorporadas en los sistemas agrícolas mediante la siembra de setos florales, cultivos intercalados o como plantas compañeras para mejorar la biodiversidad y promover el control biológico de plagas. Su presencia en el agroecosistema contribuye a la salud de los cultivos, reduce la necesidad de insecticidas químicos y fomenta prácticas agrícolas sostenibles que benefician tanto a los agricultores como al medio ambiente. Plantas trampa Las plantas trampa, también conocidas como plantas refugio o plantas trampolín, son aquellas que atraen específicamente a las plagas para desviarlas de los

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