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«La primera ley de la Ecología es que todo está relacionado con todo lo demás.» 

Barry Commoner

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Insectos depredadores para el control de plagas

Software de control de plagas

Alertas automáticos. Modelos predictivos. Calendario del Ciclo de vida de las plagas. Integración con estaciones mteorológicas. Cálculo de la fecha de tratamiento óptimo. Registro de capturas y monitoreos.

programa de control de plagas

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Insectos depredadores de plagas
insectos depredadores

Manejo Integrado de Plagas

Los insectos depredadores son organismos que se alimentan de otros insectos, generalmente de plagas agrícolas o forestales, y desempeñan un papel importante en el control biológico de plagas. Utilizar insectos depredadores como una estrategia de control biológico puede ser una alternativa más sostenible y respetuosa con el medio ambiente en comparación con el uso de pesticidas químicos.

La agricultura requiere un control sostenible de las plagas. Puesto que el control químico se enfrenta en el futuro con serias limitaciones, como son

  • las cada vez más frecuentes restricciones legislativas
  • el desarrollo de resistencias en las plagas a la acción de los insecticidas químicos
  • el deterioro medioambiental o la acumulación de residuos químicos en los alimentos

la utilización de insectos depredadores para el Control Biológico de plagas es una técnica complementaria y sostenible en el control integrado de plagas.

Depredadores y parasitoides de plagas agrícolas es una alternativa viable a la dependencia de los plaguicidas químicos

Depredadores y parasitoides de plagas agrícolas pueden ser una alternativa viable a la dependencia de los plaguicidas químicos. Estos organismos son enemigos naturales de las plagas y se alimentan de ellas, ayudando a controlar sus poblaciones de forma natural. Aquí hay algunas razones por las que son una alternativa viable:

Menor impacto ambiental: Los depredadores y parasitoides son organismos naturales y no tienen los efectos negativos en el medio ambiente y la salud humana asociados con los plaguicidas químicos. Además, no dejan residuos tóxicos en los cultivos ni en el suelo.

Bajo costo: Cuando se promueve el desarrollo natural de los depredadores y parasitoides, organismos que se encuentran naturalmente en el medio ambiente y no requieren de costosas aplicaciones de plaguicidas químicos, se reduce el costo del control de plagas. Su uso puede ser más económico a largo plazo.

Efectividad a largo plazo: A diferencia de los plaguicidas químicos, que pueden perder su efectividad con el tiempo debido a la resistencia de las plagas, los depredadores y parasitoides suelen mantener su efectividad a largo plazo.

Conservación de la biodiversidad: El uso de depredadores y parasitoides puede ayudar a conservar la biodiversidad, ya que no afectan a otras especies no objetivo y pueden ayudar a controlar las plagas sin dañar a otros organismos.

Manejo integrado de plagas: El uso de depredadores y parasitoides puede formar parte de un enfoque integrado de manejo de plagas, que combina diferentes métodos de control para maximizar la eficacia y minimizar los impactos negativos en el medio ambiente y la salud humana.

Técnicos y agricultores ya utilizan habitualmente las larvas de la mosca Aphidoletes aphidimyza (Cecidomyiidae) o las larvas del díptero Episyrphus balteatus (Syrphidae), para el control de los pulgones, o las chinches del género Orius (Anthocoridae) para controlar la densidad poblacional de los trips. Determinadas especies de depredadores ya son conocidas por su acción en el control de plagas, como Stethorus punctillum, Coccinella septempunctata, Cryptolaemus montrouzieri, Chrysoperla spp. (Chrysopidae), y un largo etcétera.

Condicionantes

Hay varios factores que pueden influir en la eficacia del control biológico:

El tipo de cultivo

Se necesita tener un conocimiento más profundo sobre la dinámica de las relaciones entre las plagas, los cultivos y los agentes de control biológico de plagas. Se sabe, por ejemplo, que la naturaleza transitoria de los cultivos anuales y las prácticas asociadas de producción (labranza, control de malezas, aplicaciones de plaguicidas, cosecha, quema, períodos de descanso y rotaciones) limitan el número, diversidad e impacto de los depredadores. Mientras que los cultivos perennes son menos afectados por la labranza o la cosecha destructiva, por lo que se favorece la actividad de los depredadores.

Los efectos del clima

Entre otras cosas, es preciso entender los efectos del clima en esa relación. Tanto los parasitoides como los depredadores son poco eficaces con temperaturas altas, y funciona bien con temperaturas moderadas.

La fenología de los cultivos

El desarrollo de los cultivos, la fenología del cultivo, también parece condicionar la eficacia del control biológico de plagas, pues se suele indicar su poca eficacia al inicio del cultivo.

La fenología de las plagas

El ciclo de desarrollo de la plaga también condiciona la eficacia de la acción de parasitoides y depredadores. Por ejemplo, si se pretende combatir gusanos cortadores (noctuidos) mediante la suelta de crisopas, es conveniente hacerlo durante la fase de mayor abundancia de huevos de la plaga, pues las crisopas se alimentan de los huevos de esta familia.

La manipulación inteligente de los depredadores requiere del conocimiento de la taxonomía y biología del depredador, su especificidad y de las tasas de depredación. Y es importante conocer los momentos de desarrollo de la plaga para optimizar o favorecer su control. Se puede calcular con un programa de Inteligencia Artificial como FuturCrop la fecha prevista en que la plaga llegará a sus fases de desarrollo biológico, y de este modo planificar los tratamientos y tomar las medidas preventivas posibles.

La fauna auxiliar

La Naturaleza mantiene un equilibrio entre las especies, pero el hombre altera ese equilibrio mediante el uso de insecticidas químicos. Por ese motivo, un uso limitado o reducido de insecticidas permitirá a la fauna auxiliar autóctona ejercer su función parasitoide o depredadora. Conociendo los tipos de insectos depredadores, favoreciendo su supervivencia y respetando su entorno es posible beneficiarse de su acción como controladores biológicos de plagas. 

Plagas que carecen de parasitoides: adelgidos y ácaros fitófagos

Los adelgidos y los ácaros fitófagos son dos tipos de plagas que carecen de parasitoides específicos. Los adelgidos, también conocidos como pulgones, son pequeños insectos chupadores que se alimentan de la savia de las plantas y pueden causar daños significativos a los cultivos. Los ácaros fitófagos, por otro lado, son arácnidos que también se alimentan de la savia de las plantas y pueden causar daños graves a los cultivos.

Aunque los adelgidos y los ácaros fitófagos no tienen parasitoides específicos, pueden ser controlados de otras maneras. Por ejemplo, el control biológico puede ser utilizado para controlar las poblaciones de adelgidos y ácaros fitófagos mediante la introducción de enemigos naturales, como depredadores o parasitoides generalistas, que se alimentan de ellos. Además, el control cultural y el control químico también pueden ser utilizados para controlar las poblaciones de adelgidos y ácaros fitófagos.

Cuando ciertos grupos de plagas carecen de parasitoides, los depredadores son los únicos enemigos naturales eficientes. Éste es el caso de los adélgidos (los escarabajos derodóntidos, cuyos enemigos naturales son las catarinitas, o mariquitas), o el caso de los ácaros fitófagos (depredados por ácaros, coccinélidos). Además, cuando los depredadores realizan una selección restringida de presas puede ser usados idóneamente en programas de control biológico 

Principales Órdenes y Familias de Insectos Depredadores

Los insectos depredadores de plagas agrícolas se clasifican del siguiente modo, según su Orden y Familia taxonómica: 

Coleópteros

Coccinelidos

Los Coleópteros, comúnmente denominados escarabajos, conforman un Orden diverso y heterogéneo, integrado por unas 375.000 especies. Por ese motivo sus características y sus hábitos son muy distintos.

Los crisomélidos y bupréstidos, por ejemplo, constituyen plagas para la agricultura.

Otras especies como los coccinélidos (comúnmente, mariquitas) son importantes depredadores de pulgones, escamas, cochinillas, larvas de mosca blanca y otras plagas. Una sola larva de mariquita puede devorar entre 50 y 150 pulgones diarios, según su estadio larvario, un adulto puede depredar 80 pulgones diarios, y una hembra puede poner más de 1 millón de huevos durante su ciclo de biológico. Son por ello los depredadores más conocidos en la agricultura, y que más éxito están teniendo en la lucha biológica contra plagas.

La introducción de la mariquita Rodolia cardinalis (Mulsant) para el control de la escama acanalada algodonosa (Icerya purchasi) en California durante los años 1880s, inició lo que actualmente se conoce como el control biológico clásico, consistente en la introducción de una especie exótica para el control de una plaga, con el objetivo de que forme parte de la fauna autóctona.

Cléridos

Otras familias de los Coleópteros, también depredadoras, son los cléridos, escarabajos de un tamaño entre 2,5 y 15 mm. En su fase larvaria y en su fase adulta son depredadores de larvas de lepidópteros, picudos y chicharritas. Muchos de ellos viven en ambientes forestales y se alimentan de insectos comedores/perforadores de madera. Pero hay también hay cléridos como Trichodes sp. que se alimentan de insectos que se alimentan de polen. Algunos Trichodes se alimentan de polen en su estado adulto.

Melíridos

Los melíridos son depredadores de huevos, larvas, pupas y pequeños adultos de insectos de cuerpo blando. Durante su fase larvaria se alimentan de todo tipo de insectos, pero durante su fase adulta se alimentan de insectos que se alimentan del polen de las flores.

Carábidos

Los carábidos habitan en el suelo, refugiados bajo piedras o entre la hojarasca, donde se alimentan de insectos, lombrices y caracoles. Como la mayoría de los escarabajos de tierra son oportunistas, es decir devoran cualquier artrópodo que cruza por su camino, siendo el único factor limitante el tamaño de la presa. También pueden alimentarse de fruta madura. 

Tienen un cuerpo delgado, más bien aplanado dorsoventralmente, las mandíbulas muy visibles y poderosas, y las patas largas, con 5 artejos en los tarsos. Son insectos grandes, que pueden llegar a medir 60 mm de longitud. La mayoría de las especies tienen colores brillantes: negro, verde metálico, dorado, violeta.

Hemípteros – Heterópteros

Antocóridos

Los antocóridos son pequeños depredadores de ácaros e insectos de pequeño tamaño y cuerpo blando, como pulgones, trips, ninfas de mosca blanca, araña roja y pequeñas larvas de homópteros, huevos de lepidópteros e himenópteros.

Ponen sus huevos en las hojas infestadas por las plagas. Al eclosionar los huevos y emerger las ninfas, detectan a sus presas por el sentido del tacto. Poseen un aparato bucal de tipo “picador-chupador”, una especie de estilete que que usado para penetrar y vaciar los fluidos vitales de sus víctimas. 

Cuando existe una alta densidad poblacional, los antocóridos matan más presas de las que necesitan para su alimentación. Por este motivo se utilizan con frecuencia en el control de plagas en invernaderos.

Destaca la familia Orius en su comercialización, por ejemplo Orius laviegatus, como agente de control biológico en la lucha contra Tetranicus urticae y trips.

Geocóridos

Los geocóridos son pequeños insectos depredadores, aunque también se alimentan de plantas. que se encuentra usualmente en sistemas agrícolas. Son insectos grisáceos y pequeños, pero larvas y adultos se identifican por sus grandes ojos. Poseen un aparato bucal punzante-chupador que es usado para drenar fluidos de los huevecillos de palomillas, orugas, thrips y ácaros.

Nábidos

Ninfas y adultos de los nábidos, o insectos damisela, son depredadores de diversos insectos plaga, como pulgones, huevos y larvas de lepidópteros, ácaros, e incluso otros hemípteros.

Tienen el cuerpo alargado, de color gris pálido amarillento, y tiene unas patas delanteras que les permite atrapar y manipular a las presas. Frecuentan la alfalfa y los pastos en general.

Reduvidos

Existen cerca de 7.000 especies de reduvidos. Entre los miembros más conocidos están las chinches asesinas. Se alimentan de pulgones, larvas de lepidópteros, escarabajos y chicharritas. Se caracterizan por un aparato bucal picador-chupador, que les sirve para inyectar una saliva letal, que licúa el interior de las presas y le permite absorver el interior disuelto de su víctima. Además algunos de estos hemípteros tienen unas patas cubiertas de finos pelos, que les sirve para sujetar a la presa mientras la comen.

Los reduvidos son depredadores muy eficientes contra las plagas de insectos minadores, como la Tuta absoluta, devorándola en todas las fases de su ciclo de desarrollo biológico, ya sea huevos, larvas y adultos de la plaga. 

Cubiertas vegetales, setos, plantas banco y flora espontánea facilita la presencia de estos depredadores.

Pentatómidos

Los pentatómidos son una familia de insectos hemípteros que incluye a las chinches boticarias y las chinches hediondas. Se les llama así porque, cuando son molestadas, emiten un líquido maloliente. Muchos pentatómidos son considerados plagas de la agricultura porque la mayoría son herbívoros, y porque algunos se han vuelto resistentes a los plaguicidas. Son una amenaza para el algodón, el maíz, el sorgo y muchos arbustos y enredaderas ornamentales. Pero la subfamilia Asopinae son depredadores de otros insectos. Hay algunas especies beneficiosas, como Podisus maculiventris, capaces de atacar a plagas como el escarabajo japonés, cocinélidos herbívoros de la subfamilia Epilachninae y otros.

Los insectos de la subfamilia Phymatidae se caracterizan por su hábito de esperar inmóviles por las presas, sin ser detectados, gracias a su camuflaje. Tienen unas patas delanteras con las que atrapan a sus presas, las cuales pueden llegar a superar su tamaño más de 10 veces. Se alimentan de abejas, moscas, mariposas y chinches. 

Dípteros

Asílidos

Los asílidos son eficientes depredadores en todas sus fases de desarrollo biológico (aunque las larvas son más voraces que los adultos), y mantiene equilibradas las poblaciones de saltamontes, escarabajos, avispas, abejas, moscas y arañas. Su tamaño varía, de los milímetros a varios centímetros. Tienen colores llamativos, como el naranja vivo, o el azul metálico. Tienen 3 características morfológicas que les resulta muy útil en su función depredadora de insectos: sus largas y fuertes patas, con gruesos pelos y “espinas” que le ayudan a mantener sujeta y manipular a su presa, un “bigote” característico que le protege la cara cuando combate con sus víctimas, y una trompa en forma de probóscide que le sirve para inocular a sus presas una saliva que contiene enzimas neurotóxicas y proteolíticas que le sirve para licuar las proteínas de la víctima, y absorber fácilmente a su presa.

Las hembras depositan sus huevos en una variedad de sustratos. Las larvas se encuentran a menudo en la materia orgánica en descomposición, en estiércol, en madera semi podrida, o en el suelo. En la mayoría de las especies de la familia las larvas son omnívoras y suelen comer los huevos y larvas de otros insectos.

Sírfidos

Los sirfidos, comúnmente conocidos como moscas de las flores, son doblemente útiles para la agricultura. Por un lado, sus larvas son voraces depredadores de pulgones, escamas, mosca blanca y pequeñas larvas de lepidópteros, como Plutella xyllostela. Y por otro, los adultos, que se alimentan de néctar y polen, ejercen la función de polinizadores. Los adultos adoptan el aspecto de abejas y avispas (himenópteros), con los que se suelen confundir. Las larvas tienen apariencia de gusano con un cuerpo grueso que se estrecha a una cabeza puntiaguda. Pueden ser amarillentas, rojizas o verduzcas.

Neurópteros

Crisópidos

Los crisópidos adultos se dividen por su hábitos alimenticios en depredadores y en los que se alimentan de melaza, néctar y polen. Las larvas de las crisopas verdes (Chrysoperla carnea), son depredadores generalistas, cuyos entornos suelen ser los cultivos, el campo y los jardines. Cuando se trata de un depredador autóctono, aparece de manera espontánea en todos los cultivos donde se desarrollan sus presas, si éstos no han sido sometidos a control químico.

Sus larvas se alimentan de pulgones, escamas,mosquitas blancas, ácaros, huevos, larvas de lepidópteros, cochinillas de los cítricos y algodonosas, escarabajos y trips. Cualquier plaga de cuerpo blando es una posible presa. Los adultos se ven atraídos por el olor de la melaza de los áfidos, por lo que ponen sus huevos cerca de las colonias de estos. Las larvas detectan la presa por contacto, pues no tienen los sentidos muy desarrollados salvo el tacto. Atacan embistiendo a su presa, e inyectándole enzimas a través de sus puntiagudas mandíbulas. Con dichas enzimas consiguen disolver el cuerpo de su presa, y lo succionan. 

La crisálida verde es un depredador muy comercializado como medio de control biológico de plagas. Pero los individuos adultos no son depredadores, y por tanto no se comercializan, pues pueden volar y no cumplir su función depredadora. Por otro lado las larvas son caníbales, por lo que para su comercialización deben ser separadas. Necesitan una gran cantidad de alimento cuando son liberadas.

Hemeróbidos

A diferencia de los crisópidos, los hemeróbidos son insectos depredadores tanto en su fase larvaria como adulta. Se alimentan de una amplia variedad de pequeños insectos, como cochinillas, píslidos, trips, ácaros, mosca blanca, pulgones, orugas, saltamontes, etc. Se les conoce comúnmente como crisopas pardas.

Las hembras depositan los huevos en los troncos u hojas de las plantas en pequeños grupos. Al eclosionar, las larvas se alejan y no se alimentan durante las primeras 24 horas de vida. El aparato bucal de las larvas actúa inyectando enzimas y succionando el cuerpo licuado de su presa. Las larvas más grandes canibalizan a las más pequeñas. 

Los adultos son depredadores voraces, especialmente de pulgones. Como entorno, prefieren la vegetación arbustiva a la arbórea, y muy pocas especies se encuentran presentes en áreas abiertas o en praderas. Por lo general su mayor actividad nocturna.

Los hemeróbidos son la familia con más especies de los neurópteros. A pesar de ello, solo algunas pocas especies han sido utilizadas en programas agrícolas de control biológico en la agricultura. Se ha utilizado el Sympherobius amicus contra los Pseudococcidae, Syphobius barberi y Nesomicromus navigatorum, contra la chinche harinosa y plagas de áfidos. El problema de la comercialización de los hemeróbidos reside en la dificultad de su producción masiva, pues necesita como alimento presas vivas, y al canibalismo voraz en su fase larvaria.

Hymenópteros

Formícidos

Existen especies de formícidos, comúnmente hormigas, que se alimentan de cultivos, como Atta insularis, que pueden deshojar plantas completas para trasladar los fragmentos de hojas como sustrato de cultivo para el hongo Attamyces bromatificus Kreisel del cual se alimentan.

También se considera a las hormigas como perjudiciales para los cultivos porque mantienen una relación mutualista con ciertos insectos como los pulgones, moscas blancas, cóccidos y pseudocóccidos, los cuales segregan una melaza que constituye un recurso nutricional para las hormigas. Y para proteger ese recurso, las hormigas protegen e impiden la actividad de depredadores y parasitoides. 

Pero las hormigas tienen un importante papel en los ecosistemas y en la agricultura, como transportadoras de semillas, depredadoras de otros insectos y mejoradoras de la estructura del suelo. 

Algunos agricultores han regulado plagas en los cítricos con la hormiga tejedora Oecophylla smaragdina, y han controlado algunos lepidópteros barrenadores en las plantaciones de caña de azúcar introduciendo colonias de Tetramorium guineense. Varias especies de hormigas tienen hábitos como depredadoras de otros insectos, como es el caso de las especies Pheidole megacephala y Tetramorium bicarinatum .

Ciertas especies de formicidos han sido introducidas como controladores biológicos de plagas, como es el caso de Pheidole megacephala para el control del tetuán del boniato en Cuba,  Wasmannia auropunctata para el control de plagas de cacaotales en Gabón y Camerún.

En la América tropical y subtropical se han detectado que Tetramorium bicarinatum y Pheidole megacephala actúan como depredadores del picudo del plátano (Cosmopolites sordidus Germar) y el tetuán del boniato (Cylas formicarius Fab.).

Forficúlidos

Los forficúlidos, comúnmente denominados tijeretas (Forficula auricularia) son depredadores ciertas especies de pulgones (Aphis spiraecola, A. gossypii y Toxoptera aurantii), huevos y larvas de lepidópteros y palomillas. Como insecto de control biológico de plagas son muy valoradas en los cultivos del manzano, para el control del pulgón lanudo (Eriosoma lanigerum). Otras especies de forficúlidos, como Doru Lineare, es un importante depredador de huevos y larvas neonatas del gusano cogollero (Spodoptera frugiperda)

Son insectos omnívoros, capaces de vivir de materia vegetal (viva o muerta), de carroña o insectos vivos. Por tanto, ocasionalmente pueden provocar daños en la planta, en brotes nuevos y frutas blandas y hortalizas.

Mántidos

Los mántidos, comúnmente conocidos como mantis o “santateresas”, son especies de insectos carnívoras, que se alimentan de pulgones, ácaros, larvas de lepidópteros, coleópteros, etc. Son depredadores generalistas, pero no se considera que desempeñen un papel importante en el control biológico de las plagas de los cultivos, principalmente debido a su baja capacidad reproductiva, y a lo prolongado de su ciclo biológico, que puede durar un año.

Las hembras de muchas especies se alimentan del macho después de la cópula, con el fin de obtener una fuente de proteínas para la formación de los huevos.

Ordonatos

Zygoptera y Anisoptera

El orden taxonómico de estos insectos se divide en Zygoptera (caballito del diablo) y Anisoptera (libélulas). Morfológicamente se diferencia por el tamaño y posición de los ojos, la posición y el tipo de las alas, etc. Respecto a los hábitos depredadores, las libélulas se caracterizan por cazar sus presas en vuelo, al contrario que los caballitos del diablo, que cazan a sus presas posadas. 

Tanto las ninfas como los adultos son depredadores voraces, incluso caníbales, y se alimentan de juveniles de peces y otros organismos acuáticos. Los adultos depredan insectos de cuerpo blando, como moscas, mosquitos, mariposas y otros ordonatos, en todos los estadios de desarrollo.

Ácaros depredadores

Existen ácaros tetraníquidos que son graves plagas de los cultivos agrícolas, como Tetranychus urticae (araña roja) o Panonychus ulmi (araña de los frutales). Pero también existen ácaros depredadores, de thrips o huevecillos de insectos. Unas 27 familias de ácaros depredan o parasitan invertebrados pero solamente ocho son importantes para el control biológico:

  • Phytoseiidae
  • Stigmaeidae
  • Anystidae
  • Bdellidae
  • Cheyletidae
  • Hemisarcoptidae
  • Laelapidae
  • Macrochelidae

Los fitoseidos, son muy importantes en el control de ácaros tetránicos. Sujetan la presa mediante unas piezas bucales acabadas en punta con tienen forma de pinza, utilizando unos pequeños estiletes que clavan en la presa, inyectan la saliva digestiva y absorben el alimento en forma líquida, ya que no pueden ingerir alimentos sólidos. 

Una hembra adulta Phytoseiulus persimilis pueden consumir más de 20 huevos de Tetranychus urticae al día.

Los fitoseidos son importantes en control biológico aumentativo porque se han podido producir masivamente y comercializar. Se liberan varias veces al año los individuos criados en laboratorio para incrementar la población de enemigos autóctonos.

Las arañas (Araneae) son todas depredadoras, pero raramente están especializadas en las especies de presas que consumen, por ese motivo no tiene interés su comercialización. Aunque se puede decir que tienen gran importancia como agente de control biológico.

Caracoles y vertebrados

Algunas especies de caracoles depredadores (como por ejemplo Euglandia rosea, Rumina decollata), se usan como agentes de control biológico clásico contra caracoles fitófagos invasores. Uno de los problemas colaterales que puede tener la introducción de una especie exótica para su asentamiento y control de una plaga puede ser el modo en que afecte a otras especies. Por ejemplo, la introducción de E. rosea en las  islas del Pacífico para controlar al caracol terrestre gigante africano, Achatina fulica constituyó un desastre ecológico porque E. rosea tiene muy poca especificidad de presas y su introducción causó la extinción de otros caracoles terrestres autóctonos. 

Aves, murciélagos y, en menor medida, anfibios, realizan un papel significativo en la lucha contra las plagas. Pero difícilmente consumen insectos de forma selectiva, con lo cual es difícil integrar su acción depredadora en un programa de control biológico de plagas.

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